viernes, 19 de septiembre de 2014

Los que rayan los cristales del autobús

Este espécimen urbano me suele tocar las bolas con frecuencia ya que el muy incívico no puede estarse quieto y comportarse como las personas normales.

Su tarea es rayar las ventanas del autobús para dejar su absurda firma (como la imagen) sin ser consciente de lo que cuesta cambiar ese cristal (sí, lo van a cambiar, no van a dejarlo ahí rayado con tu estúpida firma) y que serán sus padres o él mismo quienes pagarán la parte proporcional con sus impuestos.

Eso sí, luego dirán que no hay un espacio de expresión urbana en la ciudad y por eso tienen que hacerlo ahí. A ver, mamaostias, si no tuvieran que reparar lo que tú estropeas junto a otros como tú, igual quedaba dinero para un espacio de expresión. Mientras tanto, si no haces tu parte, que sería no tocar las bolas, ve despidiéndote de ese espacio.

Y eso es así, si te empeñas en gastar dinero público reparando tus cafradas, no te quejes luego de que los políticos roban. Porque en el fondo, tú estás haciendo lo mismo: malgastar dinero público.

Y por supuesto, tocar las bolas.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Los que se despejan la garganta en público

Pues sí, este temita tenía que tocarlo algún día. Y es que es una tocada de bolas mayúscula el estar medio dormido en el autobús y que te despierte de golpe con sus sonidos corporales la típica persona mayor arrancando en voz alta todo lo que hay en su garganta.

Digo bus porque es donde más lo escucho, pero que por la calle siempre los hay sueltos que parece que se han escapado de la pocilga. Además, esto unido a la tos típica tabaquera de bronquios hasta arriba de mierdecilla ya hacen que esa persona esté para sacarla a hombros.

Y bueno, ya la guinda la ponen los que largan el producto de su regurgitamiento allí donde les pille, ahí, que se vea, a la vista de todos, a ver si alguien lo pisa o simplemente lo admira.

Es un tema que siempre se puede pensar que si molesta no escuches, pero... es cuestión de educación. Y por desgracia de eso falta. Pero por el contrario sobran los tocabolas.

Hasta la próxima!