Hola amig@s!
Tras un largo parón por falta de tiempo, retomo el blog para contar algo que me ha tocado las bolas esta mañana en el autobús.
Serían las 7:30 de la mañana y vi desde dentro del bus que en la parada a la que se aproximaba había dos señoras que mientras esperaban, fumaban cual carreteros. Cuando entraron, aparte del aroma que iban desprendiendo, no tuvieron otro sitio que sentarse que detrás mía. Venían hablando de la calle y así siguieron, pero había una que hablaba más que la otra. Digamos que la cosa era 90% - 10%.
Bueno, pues la señora que no callaba, desprendía hacia delante un hedor bucal que era digno de sellar con hormigón y pintar luego por fuera con pintura aislante de caucho. Cuando estaba ya a punto de "llamar a Juan" no pude más, me levanté y me fui a la otra fila de asientos, escuchando a mis espaldas un silencio incómodo en plan "¿este por qué se levanta?". "Pues porque le huele el hocico a rayos y centellas, señora mía" pensé pero no dije, sería cruel, la verdad.
Y ahora pregunto al viento: ¿Ese tipo de persona no es consciente de lo que desprende? ¿no tiene mal sabor de boca? ¿acaso le gusta ese sabor? (esto último sería digno de estudio)
En fin, desde aquí pido a aquellas personas que necesitan un cepillado de dientes por duplicado que no se corten. Todos ganaremos, principalmente ellos en salud y de cara al resto, en saludabilidad.
Un saludo!
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Uf, lo de la higiene bucal (o más bien su falta de ella) es algo que yo llevo fataaaaaaaaaaaaaal. Te entiendo perfectamente, porque cuando se me acerca alguien a quien le huele el aliento empiezo a apartarme y apartarme y apartarme, que más me vale no estar cerca de un precipicio porque me acabaría cayendo.
ResponderEliminarPues sí , vaya asquito...buahh. Te entiendo perfectamente, y cuando es un compañero de trabajo, ya, apaga y vamonos.
ResponderEliminarEso es una verdadera faena, y lo peor es eso, encontrartelos en ambientes cerrados xd
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